martes, 22 de septiembre de 2009

El reloj

Miras sin conocer a nadie,
parecen almas distintas.
La cara del otro día,
los ojos que resbalaron
por tu espalda,
la sonrisa que no llegó
a tener vida ni
te dio esperanza.

Cruzas la vida
sin rimas, deprisa,
sin estima por nadie,
buscando tu gloria,
nadie te lo reprocha.
La última vez
que el dolor fue tan intenso
que lloraste sin testigos
no te hizo inmune,
sigues siendo humano.
Las horas no pasan,
miras tu muñeca
y todo está igual,
se te olvidó ser feliz.
Hoy, nada de mañana,
no te olvides de reír.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo siempre digo que la sonrisa es lo último que se pierde, y si hay vida hay esperanza, carpe diem!