El alma
estrujada corrió con motivo.
Se alejó de mi...
La última vez que quiso
amar el verbo
recorría fría mis falanges,
temblorosa, hecha trizas.
Y así sigue,
tecleando sonrisas
y melodías, tal y como siente la vida.
Al igual que tristezas
y debacles, sin prisa: costumbrista.
Gracias por ser vida,
por darla y por recibirla.
Por ser parte,
por sentirlo,
por tener hasta que decirlo...
lunes, 6 de abril de 2009
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