viernes, 24 de abril de 2009

La ramera

El reflejo de la estima
aguarda bajo
el departamento estanco
de la luna nueva.
Majestuosa, esparcida
por la galaxia, está
la cuna de la simiente.
Parte de la espiga,
desdeña la estrategia,
se queda con la locura,
entre armas con flores,
dispara balas de caricias
al alma.
Abre la puerta
y encuentra la estirpe,
extraña fugitiva
que huye de la pericia
inteligente y se queda
con el brote
espasmódico del sentimiento.
Ramera del verbo,
pérfida estrategia
incontrolada del verso.
Atacas de nuevo
sin previo aviso,
me siento y te quiero,
inspiración.

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