Deslizas tu lengua por las palabras,
no te arriesgas a decir nada.
Desdeñas las caricias,
levantas tus manos.
Pierdes el tiempo,
pasas, vuelves,
te lleva el viento.
Tan blanca, tan negra,
tan espumosa como ligera,
esperas a que nadie te vea
y lloras, en invierno,
verano, como si nada.
Pero nunca paras,
no tienes destino ni camino,
entre aires y ráfagas,
con las aves,
entre las montañas,
sin adentros, con siluetas,
sin sentimientos, con sueños.
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