martes, 16 de junio de 2009

El día que cambió el tiempo

Deslizas tu lengua por las palabras,

no te arriesgas a decir nada.

Desdeñas las caricias,

levantas tus manos.

Pierdes el tiempo,

pasas, vuelves,

te lleva el viento.

Tan blanca, tan negra,

tan espumosa como ligera,

esperas a que nadie te vea

y lloras, en invierno,

verano, como si nada.

Pero nunca paras,

no tienes destino ni camino,

entre aires y ráfagas,

con las aves,

entre las montañas,

sin adentros, con siluetas,

sin sentimientos, con sueños.

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