miércoles, 19 de noviembre de 2008

Ella

La ingravidez de tu cuerpo
reactiva mi corazón muerto,
ligero como una pluma,
se desliza por cada
una de mis heridas,
lo arrastra hacia
el cielo y allí siempre
lo vuelve bueno.

Tus caricias son intemporales;
tu recuerdo, mi alma. Los sentimientos,
las cosas mundanas: las de los demás,
las mías, las tuyas,
las que siempre recuerdo
y las que me das
cada mañana.

1 comentario:

sardinita dijo...

:´)
¿se sentira algo parecido pasado los 40?
que susto
disfruta ahora que si se siente seguro
estrujala muy fuerte :)