domingo, 30 de noviembre de 2008

Perfidia social

Cada línea está vedada,
cada capítulo escrito,
en la ventana del capricho
queda lejano el arbitrio silbo
de lo prostituido.
Te prestas, desnuda,
verdad entrecruzada
con la fuerza de la voz
que con la que se grita.

Sale fuerte la palabra,
se estrella contra la nada,
en un planeta
sin nada, como tantos,
con la única pericia
de resonar fuerte
en el oído amigo,
en la ráfaga
del eco sin montaña.

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