Deseando los veinte años
y que las putas
que la chupan
por tres euros
se conviertan en Pretty Woman,
olvidando el amor
porque no tiene
la falda tan corta.
Haciendo lo que siempre
dijo que no haría.
Perdiendo la óptica
y ganando la vida.
Toda una juventud
asimilando ser una
oveja y toda una
senectud siendo un olvido
de lo prohibido,
un hacer lo que quiere.
Cuando sea tan sabio
como el amor,
las orillas vacías
o en temporal,
en la penumbra del tiempo,
quién sabe por lo que a cada cual
le dará… Porque al final de una vida,
ya nada queda difuso en el espíritu.
El hielo en el baso,
sin whisky,
caliente ya el infarto.
Olvidada la memoria de luchadores.
Vencidos al destino,
entre recuerdos
de tiempos perdidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario