viernes, 4 de abril de 2008

Mariposa de bar

Hijo del amanecer,

cuando creías ser Dios,

entre las bambalinas

de la coca y el alcohol,

entre las furcias y el rugir

de tu polla.

Pero quiero fingir que ayer

estabas bien, la noche te

daba el amor, el éxito,

te ofrecía tanto para morir…

Intentaste ser un hombre

honrado, sólo hacerte daño a ti.

La rabia es todo lo que tienes,

como cada nacimiento

de un alguien que busca

su lugar en este mundo,

tan gris, tan grande y ruín.

Disculpen, soñaras y caballeros,

tiene un master en vida,

pero no lo supo aprovechar.

Cada noche cae en sus

tristezas. Quiso dejar atrás

el día que nadie le llamó

y la tarde que tomó café

con él, en su casa.

Es difícil olvidar y dejar

de imaginar ser un final

perfecto. Luego asaltan

las verdades, mi siglo

difícil, la generación

perdida tras un enchufe,

o el pelotazo de tres

que se vende a todos para

que creamos que

somos un lugar en la inmensidad.

Es la última vez que te lo explico,

es la última vez que te lo repito,

eres algo mayorcito para contarme un

cuento disfrazado de mariposa.